Al principio del reinado de SedecÃas en Judá, el mes quinto, AnanÃas, hijo de Azur, profeta natural de Gabaón, me dijo en el templo, en presencia de los sacerdotes y de toda la gente: «Asà dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: "Rompo el yugo del rey de Babilonia.
Antes de dos años devolveré a este lugar todo el ajuar del templo que Nabucodonosor, rey de Babilonia, cogió y se llevó a Babilonia. A JeconÃas, hijo de JoaquÃn, rey de Judá, y a todos los judÃos desterrados en Babilonia yo los haré volver a este lugar –oráculo del Señor–, porque romperé el yugo del rey de Babilonia."»
El profeta JeremÃas respondió al profeta AnanÃas, en presencia de los sacerdotes y del pueblo que estaba en el templo; el profeta JeremÃas dijo: «Amén, asà lo haga el Señor. Que el Señor cumpla tu profecÃa, trayendo de Babilonia a este lugar todo el ajuar del templo y a todos los desterrados. Pero escucha lo que yo te digo a ti y a todo el pueblo: "
Los profetas que nos precedieron, a ti y a mi, desde tiempo inmemorial, profetizaron guerras, calamidades y epidemias a muchos paÃses y a reinos dilatados. Cuando un profeta predecÃa prosperidad, sólo al cumplirse su profecÃa era reconocido como profeta enviado realmente por el Señor."»
Entonces AnanÃas le quitó el yugo del cuello al profeta JeremÃas y lo rompió, diciendo en presencia de todo el pueblo: «Asà dice el Señor: "Asà es como romperé el yugo del rey de Babilonia, que llevan al cuello tantas naciones, antes de dos años."»
El profeta JeremÃas se marchó por su camino. Después que el profeta AnanÃas rompió el yugo del cuello del profeta JeremÃas, vino la palabra del Señor a JeremÃas: «Ve y dile a AnanÃas: "Asà dice el Señor: Tú has roto un yugo de madera, yo haré un yugo de hierro. Porque asà dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: Pondré yugo de hierro al cuello de todas estas naciones, para que sirvan a Nabucodonosor, rey de Babilonia; y se le someterán, y hasta las bestias del campo le entregaré."»
El profeta JeremÃas dijo a AnanÃas profeta: «Escúchame, AnanÃas; el Señor no te ha enviado, y tú has inducido a este pueblo a una falsa confianza. Por eso, asà dice el Señor: "Mira: yo te echaré de la superficie de la tierra; este año morirás, porque has predicado rebelión contra el Señor."»
Y el profeta AnanÃas murió aquel mismo año, el séptimo mes
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