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La monarquía como forma de Gobierno.

Por: Manuel Emilio Duvalls Ledesma

Para definir la monarquía como forma de gobierno, hemos de sintetizar de manera exhaustiva esta interesante forma de gobierno. La monarquía como forma de gobierno, es cuando el Jefe de Estado, tiene el título de Rey si se trata de un reino, Príncipe si es un principado y emperador cuando se trata de varios reinos unificados.

En el caso de las monarquías modernas, se rigen mayormente como Monarquías constitucionales o parlamentarias, donde el poder radica en el pueblo, mientras que en las monarquías absolutistas, el poder se concentra de manera autoritaria en el Rey.

Tipos de monarquías

A lo largo de la historia el hombre ha desarrollado varias formas de ejercer la política, y sobre todo, la manera de gobernar con estructuras y normas diversas. Entre ellas la Monarquía; la Monarquía como forma de gobierno no siempre se ejerce de la misma manera, sino que como cualquier otra forma de gestionar la política, existen varios tipos de monarquías. La Monarquía gestiona y organiza la política dependiendo de su constitución o lugar donde se encuentre dicha Monarquía.

El cargo más importante es el de jefe de Estado, que es ejercido por el Rey de manera vitalicio, es hereditario, es decir, que se recibe el poder por parte del padre o de un familiar. Como decía el gran Maquiavelo: la mejor forma de de gobierno es que aquella en que todo el poder político se concentra en un príncipe siempre que el Príncipe quiera lo mejor para su pueblo. Es decir, que el poder de la nación debe estar en manos del jefe de estado. Ahora bien, hemos de dejar claro que, las dictaduras o tiranías, el poder se concentra en el jefe de Estado, esta es un forma de gobierno muy distinta a la Monarquía, porque una dictadura o tiranía, el tirano no llega al poder de manera legal, sino que se disfraza de demócrata, para poder asumir el poder, pero una vez es elegido democráticamente, usurpa los derechos y libertades de los ciudadanos, y por tanto, esta forma de gobierno se considera ilegítima.

La Monarquía como forma de gobierno, no funciona de la misma manera en el continente europeo, y en el continente asiático y africano. En Europa los países donde se rigen por una monarquía como forma de gobierno, rige la forma de monarquía constitucional o parlamentaria, como es el caso de Reino Unido (England, Nueva Zelanda, Australia, Finlandia, Canadá…); España, Holanda, Noruega, Suecia,
 

Dinamarca, Luxemburgo etc. En realidad, en el mundo existen tan solo dieciocho monarquías parlamentarias.

Las Monarquías constitucionales o parlamentarias

 

 En la Monarquía Parlamentaria, el Rey es el jefe de Estado, símbolo de su unidad y permanencia, arbitra y modera el funcionamiento regular en las relaciones internacionales, especialmente con las de su comunidad histórica, y ejerce las funciones que le atribuyen expresamente la Constitución y las leyes. La jefatura de la monarquía, es diferente de la jefatura política del gobierno. Este tipo de Monarquía, es un modo de gobierno, donde el monarca tiene poderes limitados por el parlamento regido por un conjunto de leyes denominado Constitución. Un grupo que representa los tres poderes del Estado. En este sistema de gobierno los poderes se dividen en tres: judicial, ejecutivo y legislativo. El parlamento regula el normal funcionamiento del Reino, colaborando con el Rey e imponiendo ciertas estructuras y limites a su mandato sobre todo en el poder legislativo. Esta forma de gobierno fue el que hizo posible por primera vez en la historia, derechos a la libertad individual, y a tener defensa en juicio; y es originario de Inglaterra y de los países bajos.

Monarquía híbrida

Este tipo de Monarquía, existe cuando el sistema de gobierno se sitúa en un punto intermedio entre una monarquía individualista y absoluta, y una monarquía regida por una constitución.

Monarquía absoluta

 

Esta modalidad se diferencia de las demás, porque el poder se concentra de manera total en la figura del monarca y no existe la división de poderes, y las decisiones, son tomadas de manera individual y absoluta por el jefe de Estado, sin dar explicaciones de sus actos a ninguna cámara legislativa o poder judicial. Era muy común este tipo de monarquía en el antiguo Egipto, donde se consideraba que el Rey era un Dios o que era elegido por un ser superior, donde el Faraón era elevado por sobre los mortales. Todavía, en la actualidad de manera extraña, existen varios países, donde la monarquía parlamentaria coexiste con otras formas de gobierno en su mayoría democráticas.

 En países de África y Asia el papel de gobernante es fundamental, en otros países, meramente simbólico. En estos últimos casos para continuar con la tradición  del país, las sociedades han preferido mantener la Monarquía para no romper con ciertas costumbres, aunque ha debido modificarse la esencia de estos gobiernos y los monarcas han perdido poder. Para ejemplarizar, podemos mencionar entre otras a las actuales monarquías de Reino Unido, España, Dinamarca y Canadá. Esas son monarquías constitucionales o parlamentarias, bajo un sistema democrático y de soberanía que está en manos del pueblo y donde el Monarca tiene un papel especialmente simbólico y representativo, aunque también puede ejercer como árbitro o consultor.

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